Hola Débora, el ejemplo que traes nos da una pista de nuestra función en el campo de la salud mental perinatal. Los diagnósticos son necesarios para encontrar las mejores alternativas al cuidado durante la gestación, e incluso después del nacimiento. Lo que no resulta apropiado es que esos diagnósticos terminen cristalizando toda la experiencia. Cómo decís, la negación de las dificultades no es una estrategia de ayuda, sin embargo, ¿cómo cursar una gestación sin expectativas? Prepararse no implica únicamente comprar objetos o pintar el cuarto del bebé. Puede ser anticipar un escenario posible, algo no contemplado hasta ese momento: cómo será la internación para la madre y para el bebé, como necesitarán organizarse, con que tipo de ayuda contar que no hayan considerado hasta el momento. A la par, se pueden vivenciar las oportunidades de cada mes de gestación: las pataditas, el pececito, la búsqueda del nombre. En los casos de DBT, la variable alimentación expone la dificultad frente a terceros, y la condición de control aumenta para quien es portadora de ese diagnóstico. Sentirse “retada”, como mencionás, es expresión de las relaciones asimétricas, donde la certeza del discurso médico no logra alojar la ansiedad y la angustia de la persona gestante. Algunas colegas mencionan la estrategia de deconstruir el juicio valorativo y hacer foco en la preocupación del médico/a, lo cual es una opción. La relación que confianza y empatía previa, va a representar el contexto para que la embarazada y algún referente cercano que acompañe, puedan hablar de las dificultades para llevar adelante las indicaciones propuestas.
Nuestro trabajo transita por una delgada línea, en un intento de iluminar la historia personal e irrepetible de cada gestación, evitando que los diagnósticos resulten aplastantes. Gracias a todas por compartir. Saludo afectuoso.
María Aurelia